Aves migratorias en la Patagonia: el caso del cauquén

Cada segundo sábado de mayo se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, una jornada para concientizar sobre el cuidado de estas especies esenciales para la biodiversidad. Este año, la fecha cae el sábado 11 de mayo, y una de las aves que representa este desafío ambiental en la Patagonia es el cauquén, también conocido como avutarda.

El cauquén es una especie robusta que forma parte del grupo de los patos, cisnes y gansos. Su nombre científico, Chloephaga, proviene del griego y hace referencia a su dieta: “kloe” (pasto) y “phaga” (comer). En la Patagonia habitan tres especies: cauquén común, cauquén real y cauquén colorado, siendo este último el más amenazado y con menor población.

“El cauquén colorado está en peligro de extinción y es muy difícil de avistar por su bajo número poblacional”, explicó Laura Agüero, investigadora del CESIMAR-CONICET.

Estas aves crían a sus pichones en el extremo sur de la Patagonia argentina y chilena, y luego migran hacia el norte de la región y el sur de Buenos Aires. El recorrido anual llega a ser de hasta 4000 kilómetros, un esfuerzo físico notable en busca de mejores condiciones climáticas y alimenticias.

Migran en bandadas y se detienen en zonas de pastizales bajos y húmedos, que les permiten alternar entre descanso y alimentación con cierta protección ante predadores.

En este Día Mundial de las Aves Migratorias, el llamado es claro: proteger los hábitats naturales y frenar las amenazas que enfrentan especies como el cauquén es vital para conservar su vuelo milenario.

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